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Aprendé a reírte de ti misma

Por María Eugenia Castagnino
“La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”, dijo alguna vez el escritor francés Victor Hugo. ¿Y qué mejor que un poco de sol para alegrar estos días? Jugar es también soltar, bancarnos hacer el ridículo y comprender que nada demasiado importante se juega en lo aparentemente serio. ¿Qué quiere decir esto? Con la risa y la voluntad lúdica, podemos transitar la vida sintiendo que lo que hacemos no tiene consecuencias taaaan graves y permitiéndonos los errores que siempre ocurren. Así, nos libera de los “peligros” de nuestra mente, apagando la sensación de alerta. En pocas palabras: ¡reíte más y no te tomes tan en serio! Porque, aunque seamos “ombliguistas”, a veces es saludable correrse de una misma y vivir de manera más liviana.
¿Por qué nos reímos?

Según las investigaciones del neurobiólogo Robert Provine -autor de un estudio científico sobre este tema-, reírse es una forma ancestral de comunicación heredada de los primates, que, por lo general, asociamos a estados emocionales como la felicidad y la alegría (¿sabías que esta emoción sólo está presente en los mamíferos?), pero que no sólo aparece cuando te cuentan un chiste o te hacen cosquillas. Las situaciones estresantes, esas que te ponen al borde de un ataque de nervios, o incluso aquellas que no podés controlar, también son estímulos suficientes para largar esas carcajadas que a veces sentimos como el súmmum de la desubicación. ¿Y vos? ¿Cuándo fue la última vez que te reíste hasta que te dolió la panza? Si te cuesta recordarlo, seguramente sea porque no estás sacándole suficiente provecho a esta emoción. Te damos algunas situaciones para que te reconozcas y disfrutes de los múltiples beneficios y aprendizajes que esconde un simple “jajaja”, para que -aunque te sientas la peor- rías mucho más y mejor.

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Te proponemos descubrir que algo tan cotidiano como la risa es una herramienta eficáz contra las dificultades de todos los díasContanos alguna anéctota ridícula o papelonera – Foto: Anahí Bangueses Tomsig

El ridículo

Momentos en los que nos sentimos ridículas o “papeloneras”, hay miles -desde las clásicas caídas hasta las metidas de pata o las situaciones en que quisiéramos que la tierra nos tragara por completo-, y cada una de nosotras podría recitar su propio ranking de ridiculeces. La vergüenza y esa sensación de “no me puede estar pasando esto justo ahora” nos toman de la mano y amenazan con arruinar hasta la velada más romántica de todas. Es en esos momentos cuando podemos echar mano de la risa como recurso de salvataje: ésta es una risa que deshace o neutraliza la mirada de los otros y transforma el narcicismo herido en un gag cómico e hilarante.

Si ante una situación ridícula, sos la primera en soltar una ruidosa carcajada, la situación cambia drásticamente. Y acá viene el “pero”… Porque decirlo suena fácil, pero a la hora de hacerlo, nos sale enseguidita la drama queen que no nos permite vivir ese hecho casi grotesco como algo liviano, sino que lo transforma en una tragedia griega. ¿Se acuerdan de la frágil y atrevida Bridget Jones? Quizás el paradigma a seguir -al menos en este aspecto- sea el de esa simpática y un poco torpe treintañera, que no sale corriendo avergonzada al llegar a una elegante fiesta en la campiña inglesa disfrazada de conejita de Playboy y darse cuenta de que nadie estaba disfrazado. En definitiva, para poder reírnos de nosotras mismas, siempre es necesaria una buena cuota de fortaleza y autoestima, es decir que dependerá en gran medida de cómo estemos plantadas frente a los demás. La mirada ajena va a existir siempre, pero lo que cambia es cómo cada una reaccione a eso. Si dejás que los demás te inhiban y te paralizás, seguramente saldrías corriendo del restaurante o, ante una situación como la de Bridget, hubieses abandonado inmediatamente la fiesta. Por el contrario, si sos la primera en aceptar a “la papelonera” que todas llevamos dentro, no sólo vas a matarte de la risa, sino que vas a propiciar un buen momento -porque todos van a unirse a vos- y, a cambio, vas a ser testigo del nacimiento de una mayor autoestima y confianza en vos misma.

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