José Eliseo “Checheo” Rivera, el hijo de Casandra Damirón dijo a Diario Libre, que lo mejor que hace Acroarte es olvidarse del nombre de Casandra.
Se queja que los beneficios generados en la comercializacion del premio, especificamente en su alfombra no van a parar ni a manos de ellos, ni de Acroarte ni mucho menos de la firma patrocinadora.
P: Se aduce que a ustedes lo que les interesa es el 25 % de la comercialización de los Premios Casandra, que por eso es que han publicado el espacio pagado en algunos medios.
R: El pasado 13 de marzo pasado dejamos en la asamblea de Acroarte -que revisa junto con nosotros las votaciones, previo al evento-, una relación de 7 puntos que para nosotros era importante revisar de cara al futuro de los premios.
Esos 7 puntos incluyen cinco puntos que han sido ventilados en detalle en la comunicación que enviamos, y lo hicimos por razones estratégicas y de identificación con el premio. A nosotros nos duelen los premios Casandra, nos duelen. Mucho antes que entraran a la Cervecería, nosotros estuvimos llevando de la mano el premio de Barceló y Cía.
Es una premiación que a lo largo de casi 30 años ha representado el nombre de nuestra madre. No nos sentimos cómodos agrediendo ni a la premiación, ni a la gente que tiene que ver con ella, a pesar de tantos desaciertos que hemos visto y sufrido de la actual directiva de Acroarte. En esos 7 puntos uno de ellos se refiere a la comercialización.
La comercialización ha venido siendo también distorsionada, pero a favor de unos. Esa comercialización el año pasado tuvo más de 10 marcas anunciadas dentro del premio, que no forman parte de Cervecería Nacional Dominicana, generando una captación de recursos, por cuenta de esa colocación publicitaria en el evento de millones de pesos que no fueron a nuestras manos, que no están en Acroarte, que apuntan deberían estar en Cervecería.
Los acuerdos que nosotros hicimos con Cervecería cuando de Barceló les ofrecimos que auspiciaran el premio, no contemplaban que los premios pudieran ser comercializados por terceros. En consecuencia, en los puntos que entregamos a Acroarte, propugnábamos porque el evento volviera al modelo de un solo participante, y ningún otro participante.
Y si se mantenía el evento abierto a algún otro participante, la contratación y el cobro y los fondos fueran a Acroarte, para impulsar planes de bienestar social como son Seguro Médico, Plan de Pensiones, y Educación, administrados esos fondos por una comisión mixta de Acroarte y la Fundación Casandra Damirón, porque no vamos a ponerle esa cantidad de dinero a nadie en la mano, para que se gaste viaje en viajes u otros usos que no sean reivindicativos de la clase.
Mucho más para adelante, en una carta que le contestamos a Máximo Jiménez, presidente de Acroarte, el día 11 de junio, por igual le dejamos saber los puntos nuestros referentes a la comercialización. Ellos insistían en que eso no lo iba a aceptar Cervecería, porque a Cervecería el costo del evento se le había disparado e iban a hacer falta fondos adicionales y que eso iba a haber que dividirlo.
Y dije, bueno si eso hay que dividirlo, entonces hablaremos con ellos, para ver los esquemas que puede haber. Pero nuestra posición sigue siendo que sea Cervecería sola, y si no -y también está en esa carta a Acroarte- que los fondos vayan a Acroarte.
Eso es un manejo a lo cual no queremos prestarnos. Nosotros no vamos a entrar en una polémica pública con Acroarte. Pero nosotros hemos tomado una decisión. El que pretenda decir que el premio es de Acroarte está diciendo un disparate.
El artículo 1 de los estatutos del premio dice que “la premiación Premios Casandra es una premiación instituida por la Asociación de Cronistas de Arte y espectáculos de República Dominicana para reconocer el trabajo y la hoja de vida del artista dominicano, realizado -cito- en memoria de la insigne artista Casandra Damirón”.
Y esa, salvo cualquier otra información que alguien tenga, es mi madre. Y esa solamente tuvo tres hijos.
P: ¿Pero les interesa o no les interesa la comercialización?
R: Siempre he dicho que los premios Casandra es una mesa de tres patas. Lo que pasa es que hay patas que se han cogido derechos que no le corresponden. Nosotros no queremos tener que ver nada con comercialización ni con fondos del premio.
Ahora, esos fondos tampoco pueden ir adonde otros. Nosotros tenemos el derecho de decir “ah mira sí, yo quiero un 25, o yo quiero un 50″ ese derecho lo tenemos, porque estamos aportando en lo que es el evento el nombre de nuestra madre.
No es lo que queremos. Nosotros nos sentimos hasta hace poco tiempo más que pagos con que se leyera una biografía de ella, se hiciera una semblanza biográfica o se pusiera un segmento inspirado en ella. Esa era nuestra paga y nos sentíamos los más pagos del mundo. Pero hace unos años, que en aras de una internacionalidad y un comercio, se ha ido soslayando.
Al llegar al extremo que en los dos últimos años si no es que la menciona Cepero Pumarol y una española (Natalia Jiménez), que dijo que lo tuvo que buscar en Google, el nombre de Casandra hubiera pasado por debajo de la mesa. Porque todo se ha llevado al punto del reconocimiento de la parte comercial del evento.
Nosotros tenemos el derecho de pedir lo que nosotros queramos por eso, porque el nombre es un nombre que es nuestro. Premios Casandra por la premiación de Acroarte, es de Acroarte; pero el nombre que tienen puesto ahí, es nuestro.
Y nosotros tenemos el derecho de decir si lo seguimos regalando, si nos sentimos conformes con lo que nos están devolviendo o si queremos un 50 o un 100 por ciento. Eso es un derecho que tenemos. Pero nosotros no hemos hecho ese planteamiento.
Nosotros dijimos: primero que vuelva a ser lo que era antes. Luego nos dijeron que eso no lo iban a aceptar.
Entonces dijimos: que esos fondos vayan a Acroarte, pero para estos planes específicos con nuestra supervisión. Respuesta: no, que ellos van a querer al menos un 50% para atrás. Dije yo: bueno que hagan un planteamiento, a lo mejor es un 50% para ellos, un 25% para Acroarte y un 25% para nosotros.
Pero ni eso lo estamos exigiendo, ni el planteamiento nuestro es que no haya ningún otro patrocinador, ni auspiciador.
P: ¿Y cuáles han sido las reacciones a sus planteamientos?
R: No hay argumentos. Tengo un documento del asesor legal de Acroarte donde los puntos que sometimos fueron en su gran mayoría aceptados por la comisión que se designó. Lo que pasa es que hemos hecho esto con mucho tacto.
El 26 de julio le mandamos una carta al presidente de Acroarte diciéndole, oye hace un mes que terminamos de reunirnos, estuvimos de acuerdo y no hemos dado ningún paso. Lo que pasa es que ellos están jugando al dominicano.
¿Tú sabes lo que es jugar al dominicano? Jugando al que se cansa de reclamar su derecho, y dice, “cónchole déjame dejar eso así ya, me jarté de eso”. Pero parece que nosotros no somos dominicanos. Yo di su tiempo a ellos. Les di un mes después de la última reunión.
Me reuní con los ejecutivos de Cervecería y también se lo dije: miren, para nosotros la única forma de quedarnos los tres juntos en esto es que estos cambios se implementen este año.
Porque el año antes pasado una alta ejecutiva de Cervecería nos prometió que iba a pasarse una biografía de mamá en este evento que pasó, ¡y no lo pasaron! Y cuando preguntamos por qué no lo pasaron, dijeron que Producción dijo que no hubo tiempo.
O sea hubo mucho tiempo para comerciales de productos, hubo mucho tiempo para comerciales de otra gente, pero para lo de Casandra no hubo tiempo. Por eso fue que dijimos en esa carta ahí nosotros vimos que esa premiación no era la nuestra, la que habíamos construido, junto con ellos y junto con Barceló y junto con Cervecería.
Eso era otra cosa. Por eso fue que dijimos: ah no, mira, esto tenemos que reclamarlo de una manera más enérgica. Y ahí inició el proceso. Pero eso del 25 % eso es gana de ellos de… no tienen otros argumentos que dar.
Y el 25% yo tengo el derecho a pedirlo. Nosotros tenemos derecho a pedirlo. El 25 o lo que consideremos. Eso, tenemos el derecho.
Lo que pasa es que no tienen argumentos. Creo que estamos en un momento en que esa desinformación que ellos han tratado de meter, me termina de convencer de que nosotros tomamos las acciones adecuadas. Nosotros somos hijos de Luis Rivera y de Casandra Damirón.
Mi padre le renunció al director de Bellas Artes por un intento de una huelga que le quisieron hacer cuando era director por más de 20 años del Coro Nacional y cuando lo llamó Chu Álvarez que lo reconsiderara. Mi papá dijo: “eso es una decisión que no tiene marcha atrás”. Y Chu dijo: “te llamé porque como tu carta no decía ‘irrevocable’”.
Y papá le dijo: “Chu, los hombres como yo no tienen que poner irrevocable en sus decisiones”. Con lo cual te digo que si nos faltaba algo que ver para confirmar que las medidas que tomamos fue la mejor -nosotros no somos gente de farándula: tenemos las mejores relaciones con gente de farándula- pero no estamos para eso.
De verdad que no. Sí quisiera que ellos pensaran y asimilaran esto, a nosotros nos tomó un tiempo asimilarlo. Lo asimilen para bien. Porque si no nos vamos para bien, lo que van a hacer es perderlo todo. No solamente van a perder el nombre, van a perder los respaldos y todo, porque nadie quiere en este tiempo sumarse turbulencias y problemas innecesarios.
P: ¿Entonces hay que olvidarse del nombre de Casandra?
R: Pienso que eso es lo más conveniente. Hay una distancia muy grande entre lo que fue el premio y lo que es actualmente. Te pongo un ejemplo. En la época nuestra, el merengue de Johnny Ventura, de Wilfrido Vargas, era un merengue de avanzada, un merengue nuevo, una variación de lo que era la parte tradicional de nuestra música. Con eso nosotros crecimos. Y eso fue el género de música de la época nuestra.
El género de la sociedad de hoy en día, el de una sociedad descompuesta, donde los hombres matan a su pareja, donde se matan entre sí y matan a sus hijos, lo que representa musicalmente eso es el ‘dembow’ y es el reggaetón, esos géneros son lo que esta época representa. Y eso es lo que se está premiando y lo que se busca y se le está dando vigencia.
Casandra hubiera estado en vida en esta última entrega y se muere. O sea, nosotros no tenemos espacio ahí.
Si son inteligentes que se olviden de eso, que se olviden de ese nombre. Si no son inteligentes e insisten en el nombre, entonces van a salir cosas a la luz pública como las razones por las cuales nosotros tuvimos que -en el año 2002- darle la autorización a que la Cervecería registrara los derechos del nombre. Eso no lo sabe la opinión pública.
Alfonso Quiñones /Diario Libre