Cuando ella gana más que él

Nos fascina escribir sobre la pareja, porque ya lo dijo un gran filósofo chino: “Sin chucuchá, sin cuchi cuchi y sin esos divinos momentitos, la vida no tiene sentido”. No somos expertos en parejas y en relaciones amorosas. Nuestro escaso conocimiento en esta materia ni siquiera nos la da nuestra insignificante experiencia personal. Ahora bien, ese mínimo conocimiento no nos impide saber que existen las relaciones peligrosas, cuáles son y cuándo el hombre y la mujer pueden calificarse como tóxicos en una relación sentimental.

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¿Qué son relaciones peligrosas? Son aquellas relaciones amorosas en que uno (o ambos integrantes) puede sufrir algunos percances y vivir momentos embarazosos que incluyen a veces hasta daños físicos. Ahora bien, desde nuestro particular punto de vista, hay situaciones en una pareja que son peligrosas y no son tratadas como tales por los especialistas. Nosotros  vamos a presentar algunas que, a nuestro entender, los son, y lo haremos de manera esporádica y en diferentes artículos para Merengala.

Vamos a comenzar con una relación que para muchos puede pasar desapercibida, y es aquella en que ella gana mucho, pero mucho más dinero que lo que él gana.  Muchos hombres inseguros de sí mismos no soportan que su compañera tenga mejor empleo, que gane más dinero que ellos y mucho menos que demuestre mayor preparación e inteligencia, porque sienten que eso los empequeñece.

Veamos por qué, cuando ella devenga más dinero que él, esto se convierte en una relación peligrosa.  Cuando ella gana más que él, lleva la voz cantante, decide cuándo se va a cambiar todo el engranaje mobiliario de la casa, cuándo se va a pintar, si hay que mudarse y puede chocar el carro y recogerlo con una escoba, sin que se le llame la atención.

Cuando ella gana más que su pareja, no tiene que pedirle permiso para irse de tienda y comprar lo que le venga en gana; tampoco tiene que soportar la incomoda situación de la famosa extensión de la tarjeta de crédito controlada por él.

Si en la unión ella aporta más, económicamente hablando, y quiere irse de vacaciones con un grupo de amigas, dejándolo a él al cuidado de los niños, el macho man tiene que cogerlo suave y no salirle a ella con la molestosa y determinante sentencia de corte machista “No señor, usted no va”.

Si ella es la que carga con el mayor aporte del efe en el hogar, a su suegra, la madre de ella, usted tiene que hacerle ojo bonito, celebrarle el cumpleaños, y si tiene perro en la casa, cuando la doña llegue debe cantar: “A ver, a ver, a mover la colita, que ha llegado esa suegra tan chulita”.

Si ese imponente televisor pantalla led de 54 pulgadas lo compro ella, porque gana más que tú, debes tener cuidado a la hora de quitar lo que ella quiere ver, para poner el juego de pelota, o para disfrutar del programa donde trabaja una mega mami que te vuelve loco, pero que a ella le cae como un ladrillo de acero porque ni las pestañas son de ella.

Cuando ella gana más, y para colmo a él le dan pa’ fuera en su trabajo, debe pisar fino, bajar los decibeles al hablar, no incomodarla y a todo decirle “Sí, mi amor, lo que tú digas”.

Si ella es la que más produce, él tiene que mantenerse en casa, atender bien su cartón, no pasar con ficha y mucho menos estar brincando la tablita, porque si ella se da cuenta le corta la luz, el agua, el cable, el celular y algunos servicios maritales.

En fin, si usted cree que relaciones peligrosas son sólo aquellas denominadas tóxicas, aquellas donde hay celos, pleitos, desavenencias, machismo, feminismo, no es que esté del todo equivocado (a), pero incluya la relación donde ella es la que maneja la paca y lo pone a él a comer con grasa.